Las oficinas
tradicionales, como todos las conocemos, están llegando a su fin. En primer lugar,
porque está más que demostrado que no son económicamente rentables, son
insostenibles y provocan fuertes desigualdades que dan lugar a empleados
insatisfechos, afectando al clima laboral de la organización. El nuevo modelo
que está comenzado a implantarse en todo el mundo se aleja completamente de la
relación jerarquía-despachos, según la cual el que manda tiene un despacho
mejor y más grande.
El “presentismo” laboral está
disminuyendo constantemente. Las nuevas tecnologías han dado lugar a la
aparición o transformación de actividades laborales que no requieren un
desempeño presencial en la oficina. Todas las organizaciones deberían de ser
flexibles respecto al trabajo presencial, lo que importa es el resultado, por
lo tanto, será mejor dejar que los trabajadores desempeñen el trabajo donde más
cómodos se sientan. Por lo tanto, esto ha dado lugar a que gran parte de los
puestos de trabajo estén vacíos durante la mayor parte de la jornada laboral,
mientras las áreas de reunión están saturadas.
La asignación
tradicional de un trabajador, un puesto está caduca.
"Pasamos de sentarnos en el mismo puesto a una forma de trabajar autónoma
en cuanto a espacio y tiempo, en la que priman los resultados por encima del
control y la presencia en la oficina", dice Martín López, director
comercial de Ofita, empresa española de diseño y mobiliario para oficinas.
En un centro
flexible se manejan ratios de 10 metros por empleado, frente a los 15 de uno
clásico. Se necesita más espacio para el mismo número de personas, más renta,
mantenimiento y consumos, lo que a todas luces es poco sostenible.
En un sistema flexible es
decisión del empleado si viene o no a la oficina y qué horario realiza, siempre
en función de su agenda y responsabilidades. Cada individuo elige dónde y cómo
trabajar; llevamos la oficina a cuestas.Las compañías, por lo tanto, deberían
de centrarse en el compromiso de sus empleados, lo que dará lugar a que la
flexibilidad laboral que se les otorgue produzca consecuencias positivas.
Deberían de cambiar los espacios, y crear en las empresas, lugares que motiven
a los empleados y mejoré la productividad de los mismos.Finalmente enumeré
algunos consejos que pueden ayudar a convertir una oficina en un espacio que
mejore tanto el trabajo individual como en equipo.
Transparencia y compañerismo:
Son muchas las empresas que han decidido tirar las paredes como elemento
separador y que han apostado por oficinas diáfanas y con espacios muy
abiertos sin distinciones entre los empleados.
Privacidad: Ahora bien, habrá
ocasiones en las que para desarrollar el trabajo sea importante contar con un
mínimo nivel de privacidad.
Teletrabajo
El teletrabajo es una realidad que no podemos obviar. Por lo tanto,
las oficinas deben organizarse teniendo en cuenta la presencia real de sus
empleados en ellas.
Hotdesking: Comodidad de
elegir dónde trabajar según cuáles sean sus necesidades y objetivos.
Espacios relajados: Los
españoles ocupan uno de los primeros lugares en cuanto a insatisfacción en el
puesto de trabajo se refiere. Una manera de cambiar esta tendencia es
favoreciendo la creación de lugares que permitan un ambiente agradable y
de descanso a los empleados.Áreas de juegos, cafeterías, zonas verdes
interiores, gimnasios o ambientes de relajación mejoran la salud y el bienestar
de los trabajadores.
En un primer momento esto
puede parecer una tontería o algo superficial, pero no lo es. El color de la
oficina influye mucho en el ánimo, la salud y el nivel de estrés de los
empleados.